Cuentan que diez años después del Mundial de 1982 en España aPaolo Rossi lo reconoció un taxista en Río de Janeiro y le invitó, muy poco amablemente, a abandonar el vehículo. Aún hoy, Rossi representa la segunda mayor decepción para el fútbol brasileño tras el gol de Ghiggia en Maracaná 32 años antes. Después delMaracanazo, está la Tragedia de Sarriá. Rossi fue una aparición súbita el 5 de julio de 1982 en el viejo estadio del Espanyol ante 44.000 testigos que aún se preguntan, sobre todo los italianos, cómo aquel delantero denostado tras dos años apartado del fútbol a causa de un caso de apuestas ilegales y amaño de partidos, un tipo que no era ni la sombra del goleador que anotó tres veces en el Mundial de Argentina cuatro años antes, incapaz de marcar acaso uno en el de España, se reveló como el gran héroe de la República. Antes de Rossi, nadie había firmado un 'hat trick' ante Brasil en una Copa del Mundo. Aquel día pagó de golpe la confianza ciega que Enzo Bearzot había depositado en él -el único que lo hizo- y de paso le quitó la razón a Telé Santana y a décadas de samba brasileña.
De cabeza, a los cinco minutos, el delantero de la Juve ya había adelantado a Italia tras un centro de Cabrini. Al poco tiempo, una combinación entre Sócrates y Zico derrumbó el muro transalpino y acabó con el gol del primero, pero un error de Cerezo sirvió a Rossi para adelantar de nuevo al conjunto europeo. No había transcurrido media hora de encuentro y Sarriá comenzaba a ser consciente de que aquella no era una tarde cualquiera. Allí se escribía la historia del fútbol, un giro inesperado en el guión previsto y cuyo desenlace obligó a Brasil a revisar sus principios básicos.Falcao volvió a empatar en la segunda mitad, pero de un nuevo error defensivo, esta vez en un córner, Rossi hizo su leyenda, completada ante Polonia en las semifinales (dos goles) y ante Alemania en la final (un gol). Tras empatar los tres encuentros de la primera fase, Italia acabaría por ganar aquel Mundial y, según Zico, en el fútbol ya nada volvería a ser igual.
"Brasil llevó un equipo fantástico que maravilló a todo el mundo. La gente todavía me recuerda el gran conjunto que éramos en 1982", revive hoy el técnico que acaba de rescindir su contrato con la selección de Irak. "Aquella derrota no benefició en nada al fútbol. Si hubiéramos marcado cinco goles aquel día, Italia habría anotado seis porque siempre encontró la manera de sacar provecho de nuestros errores". "Si hubiéramos ganado ese partido", continúa el 'Pelé' blanco, "el fútbol habría sido diferente. Pero entonces empezamos a crear un fútbol basado en conseguir el resultado a cualquier precio, un juego sustentado en la idea de contrarrestar el movimiento del rival. Ese momento inicia el deterioro del fútbol brasileño. Los clubes están preocupados por ganar títulos en las categorías base en vez de desarrollar jugadores. Brasil es una tierra fértil, tenemos que cambiar la mentalidad en las divisiones juveniles de los clubes", lamenta. "Hace tiempo que no se ve un jugador del corte de Romario en la posición de delantero centro porque ahora buscan que sea un hombre corpulento. Estoy seguro de que hoy, si hiciera una prueba en algún club, sería rechazado por ser delgado y pequeño".
Equipos como el actual Barcelona o la selección española, donde sí encajan los menudos, mantienen abierto el debate, una vía diferente hacia el éxito en la que se permite disfrutar al futbolista y al espectador más allá de la sensación que produce un marcador favorable. A Zico y Sócrates, dos de los mejores jugadores de todos los tiempos sin un título mundial en sus currículos, los enterró la fiereza Claudio Gentile, el secante que hizo trizas la camiseta de Maradona en ese mismo campeonato, y el oportunismo de Rossi, pero también la clase de Bruno Conti y Antonio Cabrini. Italia no tiene la culpa de todo. Allí no juegan al fútbol sino al 'calcio', que no es lo mismo, pero en aquella tierra también nace gente de trato exquisito con el balón.
ITA 3: Zoff (c) - Gentile, Cabrini, Collovati (34 Bergomi), Scirea - Tardelli (76 Marini), Antognoni, Oriali, Conti - Rossi, Graziani.
BRA 2: Valdir Pérez - Leandro, Oscar, Luizinho, Junior, Cerezo - Zico, Falcão, Serginho (69 Paulo Isidoro) - Socrates (c), Eder.
Goles: 1-0 Rossi ('5), 1-1 Socrates ('12), 2-1 Rossi ('25), 2-2 Falção ('68), 3-2 Rossi ('74)
Incidencias: Partido de la segunda fase (grupo 3) del Mundial de España 1982 disputado el 5-7-82 en el Estadio de Sarriá (Barcelona) ante unos 44.000 espectadores.
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