Una imponente generación yugoslava conquistó el Campeonato Mundial Juvenil de la FIFA Chile 1987. Los hombres dirigidos por Mirko Josic, técnicamente superdotados, demostraron su clase a lo largo de todo el torneo, empezando por la primera ronda, en donde anotaron nada menos que 12 goles en tres partidos. Luego eliminaron en cuartos de final a Brasil, campeón del torneo anterior (2-1), pese a que los auriverdes habían abierto el marcador. Y en la final, los nervios del combinado balcánico fueron sometidos a una dura prueba, ya que se impuso a Alemania Occidental en la tanda de penales. Una trayectoria impecable, consecuencia de un dominio técnico y táctico impresionante. Como colofón, un cuarteto ofensivo de ensueño: Robert Prosinecki, Zvonimir Boban, Davor Suker y Predrag Mijatovic; y una retaguardia que desempeñó su cometido a la perfección, también con jugadores de gran técnica, como Igor Stimac, Robert Jarni o Branko Brnovic. Quizá el dominio del fútbol europeo hubiese cambiado considerablemente.
Las sorpresas
Los equipos europeos dominaron el torneo, ya que seis se clasificaron para cuartos de final y tres de ellos alcanzaron las semifinales (Alemania Oriental, Alemania Occidental y Yugoslavia). Esta hegemonía puso fin a la de Sudamérica, que se había llevado tres de los cuatro trofeos anteriores (Argentina en 1979 y Brasil en 1983 y 1985). Sin embargo, la sorpresa sí que vino del continente americano, y no fue otra que la del anfitrión, Chile. Al igual que sus mayores en 1962, los chilenos, jugando en casa, llegaron a semifinales. Al clasificarse segundos en el Grupo A, por detrás de una Yugoslavia intratable, los discípulos de Luis Ibarra tuvieron el temible privilegio de medirse con Italia en cuartos de final. Sortearon ese reto "a la italiana", es decir, marcando un único gol y en los últimos minutos. No obstante, en semifinales, los jóvenes chilenos, a pesar del apoyo de los 36,000 espectadores que se dieron cita en Concepción, se desplomaron ante una sólida Alemania encabezada por Marcel Witeczeck (4-0). Pero el cuarto puesto de Chile impresionó a todo el mundo.
El mejor jugador del torneo
Entre la pléyade de excelentes jugadores que formaban el equipo de Yugoslavia, Robert Prosinecki fue elegido Balón de Oro del torneo. Una justa recompensa para este mediapunta y líder sin igual. Futbolista muy técnico, Prosinecki poseía ante todo una pasmosa visión de juego que le permitía medir sus pases al milímetro. Asistiendo de maravilla a Mijatovic y a Suker, el croata distribuía el juego a placer, haciendo de su equipo el más ofensivo de la competición con mucho. Gracias a esta actuación más que notable, el futuro de este prodigioso futbolista quedaría a partir de entonces más que despejado. Con el Estrella Roja de Belgrado conquistó tres títulos nacionales y, sobre todo, una Copa de Europa en 1991. Luego emigró a España (Real Madrid, Barcelona, Oviedo, Sevilla), pero las numerosas lesiones que sufrió le impidieron rendir a su máximo nivel. En 2001, una vez más gracias a uno de sus milagrosos pases, Croacia se clasificó para la Copa Mundial de la FIFA Corea/Japón 2002.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada